Los ataques de Anonymous que nunca fueron
Al final, el 5 de noviembre pasó sin pena ni gloria, o al menos, sin el gran ataque de Anonymous que podría esperarse dado su afecto por el clásico V de Vendeta y su «remember, remember, the 5th of November…».
Ni Facebook, ni narcos. Dos de los grandes ataques informáticos con los que se especulaba en los últimos meses parecen haberse suspendido antes de cobrar fuerza.
Por un lado tenemos Facebook, a la que Anonymous -o al menos, alguien que decía ser de este anárquico grupos sin líderes reconocidos- amenazó hace unos meses con la destrucción más absoluta. Pero ahora resulta que no, que nunca llegaron a organizarlo de verdad, y todo era una idea de unos pocos. No sabemos si su plan de crear su propio Facebook se quedó también en intención, o si saldrá a la luz.
Por otro lado tenemos a los narcos mexicanos. Los cárteles de la droga, inmersos en una guerra con el Estado mexicano en la que resisten más de lo deseado, han asesinado en los últimos meses a blogueros y periodistas que denunciaban los asesinatos y crímenes de los narcotraficantes.
En teoría, el ataque de Anonymous contra los narcos (que prometía publicar información sobre ellos y sus colaboradores) se debía al supuesto secuestro de uno de sus miembros. Mientras unos dudaban que tal secuestro hubiera tenido lugar, la división iberoamericana de Anonymous anunciaba la liberación del rehén, y aunque se dice que los narcos llegaron a reforzar su seguridad, sólo por si acaso, la amenaza no llegó a materializarse. Para alivio de sus asociados.
Quizá por su estructura variable y no jerárquica, las causas que motivan a Anonymous son de lo más diverso. Desde su antigua campaña contra la cienciología a la fiera defensa de WikiLeaks, sin olvidar los ataques contra Sony por su política hostil a los hackers, pasando por las revueltas de la ‘primavera árabe’, o más recientemente su operación contra la pornografía infantil, resulta impredecible cuál será el próximo objetivo de los hacktivistas. O si su amenaza se llevará a cabo.